FRASES CELEBRES

martes, 12 de abril de 2011

COMO MAGDALENA MEJORO SU VIDA


              Gibran Jalil Gibran   12/04/11

Gibran Jalil Gibran, fue un poeta, pintor, novelista y ensayista libanés nacido en Bisharri, Líbano, el 6 de enero de 1883 y fallecido el 10 de abril de 1931 en Nueva York.

Gibran Jalil Gibran

Gibrán significa “el soñador” y Khalil quiere decir “el elegido”, su nombre vendría a significar algo así como “el soñador elegido”.
Este autor libanés recibió una educación cosmopolita en su juventud, viajando a Boston y París. Aunque fue desterrado de su patria por sus enfrentamientos con el sistema político, viviendo sus últimos años en New York, fue enterrado con todos los honores en su querida aldea natal de Bsharreh.
De su libro:  Jesús, el Hijo del Hombre, les dejamos:


       MARIA MAGDALENA
                            De su primer encuentro con Jesús



Fue en el mes de junio cuando Le vi por primera vez.  Solitario caminaba entre los trigales cuando pasé con mis doncellas.
La cadencia de Su paso era diferente a la de los demás hombres y el balanceo de Su cuerpo en nada se parecía a todo cuanto había visto.
Los hombres no pisan la tierra de ese modo.  Y aún ahora mismo no sé si El caminaba rápido o despacio.
Mis doncellas Le señalaban con el dedo, discurriendo quedamente unas al oído de las otras.  Detuve mis pasos por un instante y tendí la mano para saludarle;  pero El no volvió su rostro ni se dignó mirarme.  Y le odié. Me avergoncé de mí misma y me congelé como si me acometiera una ventisca. Y temblé toda entera.


Esa noche Le ví en sueños; y al amanecer, dijéronme que mientras yo dormía estuve llorando y revolviéndome en  el lecho.
Era el mes de agosto cuando de nuevo Le ví desde mi alcoba.
Estaba sentado a la sombra de un ciprés de mi huerto, inmóvil como esos alto relieves en piedra que he visto en Antioquía y en otras ciudades del País del Norte.
Y mi esclava, la egipcia, llegó a mí, diciendo:  “Ese hombre está aquí otra vez.  Está sentado enfrente de tu huerto”.
Le miré y mi alma se estremeció.    ¡Era tan bello!
Su cuerpo era armonioso y Sus miembros parecían amarse entre sí.
Luego, vestíme con las mejores prendas de Damasco;  dejé la casa y fuime hacia El.
¿Qué me impulsaría a El:  mi soledad o Su fragancia?   ¿Era la avidez de mis ojos anhelando la gracia o sería la luz de mis pupilas buscando Su belleza?
Todavía lo ignoro.
Caminé hacia El, luciendo mis perfumados vestidos y las doradas sandalia que el capitán romano habíame regalado.   Y cuando llegué a El, le dije:  “Muy buenos días”.
Y contestóme:   “Muy buenos días, Miriam”.
Y me miró;  sus negros ojos  hiriéronme como nunca lo hiciera hombre alguno.   Y, de súbito, me sentí como desnuda y avergonzada  de mí misma.
Aún no me había dicho más que:  “Muy buenos días Miriam”.
Y de pronto Le dije:  “¿No deseas honrar mi casa?
Y El respondió:  “¿No estoy ya en tu casa?” 


En aquel entonces yo no adivinaba como ahora el sentido de Sus palabras.
Y añadí:    ”¿No gustas apurar el vino y partir el pan conmigo?
Y me contestó:  “Sí  Miriam;  pero no ahora.”
No ahora, no ahora,  dijo.  Y en estas dos  palabras sumábanse las voces del mar, del viento y de los bosques.   Y cuando las pronunció  parecióme  que la vida había hablado a la muerte.
Advertid, amiga mía, que yo estaba muerta,  que era una mujer divorciada de su alma y que vivía ajena al espíritu que hoy llevo en mí.   Pertenecía a todos los hombres y a ninguno.   Lamábanme  prostituta y mujer poseída por siete demonios.  Fui envidiada y maldecida por todos.
Empero, cuando la aurora de Sus ojos iluminó los  míos, todas las estrellas de mi larga noche desaparecieron;  y convertíme en Miriam, solo Miriam:  una mujer perdida para la tierra que yo había conocido  y virgen para los nuevos lugares.
Y por segunda vez, Le dije:  “Entra en mi casa y comparte conmigo el pan y el vino”.
Y El dijo:   “¿Por qué insistes en que yo sea huésped tuyo?”
Le respondí:  “Te ruego honres mi casa.”    Y era por todo lo que en mí había de lodo y de pureza por lo que Le llamaba con súplica”.




Entonces me miró; y el mediodía de Sus ojos se posó sobre mí; y dijo: “Tienes muchos amantes y, sin embargo, solo Yo te amo.  Los demás hombres se aman a sí mismos en tu proximidad;  pero Yo te amo en ti misma.  Ellos ven en ti una belleza que desaparecerá más rápidamente que sus propios años;  mas Yo veo en ti una belleza que jamás declinará y que en el otoño de tu existencia no temerá contemplarse a sí misma en el espejo y nunca será ofendida.   Unicamente amo lo invisible de ti.”
Luego, en voz baja, me dijo:  “Aléjate ahora.  Si este ciprés es tuyo y a su sombra no me permites descansar, tomaré mi camino.”
Y con lágrimas en los ojos,  Le supliqué:   “Rabí, entra a mi casa.  Tengo incienso  que quemar para ti y tengo una jofaina de plata para lavar tus pies.  Eres un extranjero y, sin embargo no lo eres.  Te lo imploro,  entra a mi casa”.
En aquel instante de puso en pie y me miró apacible,  como las estaciones cuando miran los campos, y sonrióse.  Y de nuevo me dijo:  “Todos los hombres te aman para sí mismos;  Yo  te amo para ti misma.”
Y luego se alejó.
Pero ningún hombre caminaba como El.   ¿Acaso fue una brisa de mi huerto que iba rumbo al Oriente?   ¿O fue una tempestad capaz de sacudir todas las cosas desde sus cimientos?
No lo supe;  empero ese día el crepúsculo de Sus ojos aniquiló el dragón que había en mí y me convertí en mujer,  en Miriam,  Miriam de  Magdal.


                                                      Maria Magdalena Penitente

                                                           Maria Magdalena Biografía

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  Acercarnos a Dios es la mejor manera de mejorar nuestras vidas y cambiar nuestras sociedades.                                     

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