Ciencia y
Mística
04/04/11
“El misterio es lo más hermoso que nos es dado sentir. Es la sensación fundamental, la cuna del arte y de la ciencia verdaderos. Quien no la conoce, quien no puede asombrarse ni maravillarse, está muerto. Sus ojos se han extinguido. Esta experiencia de lo misterioso-aunque mezclada de temor-ha generado también la religión. En este sentido, y solo en este, pertenezco a los hombres profundamente religiosos”. Albert Einstein.
Expondremos a continuación un fragmento del libro “Ecología” del controvertido teólogo católico brasileño Leonardo Boff quien, por controvertido, no deja de ser brillante.
Del capítulo 7 del mencionado libro en donde trata sobre La Teósfera, extraemos literalmente lo siguiente:
“Del asombro surgió la ciencia como esfuerzo por descifrar el código escondido en todos los fenómenos.
De la veneración derivan la mística y la ética de la responsabilidad.
La ciencia intenta explicar el cómo de las cosas.
La mística se deja extasiar por el hecho de la existencia de las cosas y venera a Aquel que se revela y vela detrás de ellas. Intenta experimentarlo y establecer una comunión con él.
Lo que es la matemática para el científico, lo es la meditación para el místico.
El físico busca la materia hasta su última división posible y su descomposición hasta las sustancias elementales irreductibles.
El místico capta la energía que se condensa a muchos niveles hasta su suprema pureza en Dios. (R.Weber, Diálogos con científicos y sabios).
Del asombro surge la ciencia.
De la veneración derivan la mística y la ética de la responsabilidad.
Hoy en día son cada vez más los científicos, sabios y místicos que se encuentran juntos en el asombro y en la veneración ante el universo. Ambas, la ciencia y la mística, nacen de una misma experiencia de base: lo mirandum, la fascinación por la belleza, la armonía sinfónica y el misterio de la realidad.
Ambas apuntan en la misma dirección: hacia el misterio que late en todas las cosas, vislumbrado racionalmente por la ciencia y experimentado emocionalmente por la mística como algo bello, lógico y radiante.
Todo converge en el nombre de Aquel que es el sin nombre: Dios, Tao, Atma, Alá, Olorum, etc.
Como bien decía Stephen Hawking:<< “Seguimos creyendo que el mundo tiene que ser lógico y bello; sólo hemos marginado la palabra “Dios”>>.
Y David Bohnm: <<Las personas intuyen una forma de inteligencia que, en el pasado, organizó el universo, y la han personalizado llamándola “Dios”>>
Todo converge en el nombre de Aquel
que es el sin nombre:
Dios, Tao, Atma, Alá, Olorum, etc.
Poco importa el nombre, pronunciado o silenciado; la realidad:
Dios está ahí”.
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