FRASES CELEBRES

sábado, 17 de septiembre de 2011

CEREBRO Y MÚSICA 2


CEREBRO Y MÚSICA – 2  17/09/11

La música es un fenómeno ciertamente complejo y extremadamente difícil de definir y tan siquiera de describir.

El "objeto" de la música.


Charles Darwin expresó en varias ocasiones su total incomprensión acerca de la función biológica de la música en el ser humano.

Jamás entendió en términos evolutivos qué hacía el ser humano cuando se sentaba a escuchar música. 



La música lleva en sí el sempiterno problema del significado:

La música (sin texto),    ¿quiere significar algo?.
De ser así,  ¿qué es ese algo?.
Y si no significa nada en concreto, ¿qué objeto puede tener? 



En música podemos encontrar variaciones combinadas de prácticamente todos los parámetros acústicos que dan forma a un determinado sonido.

Dicho de otra manera: el compositor puede, y asi lo hace,   utilizar, combinar, modificar, y estructurar, un complejo mosaico auditivo en 3 dimensiones espaciales y una temporal.

En música se da lo simultáneo y lo sucesivo, y todo ello "a una voz" o "a varias voces" (hasta un total de cuantos instrumentos participen en  un solo fragmentomusical):
Acordes dentro de conjuntos de acordes, dentro de conjuntos de timbres, insertados todos en marcos armónicos cambiantes y dinámicos, siguiendo reglas y estructuras relacionadas con la propia composición acústica del sonido.

En una determinada obra musical pueden coexistir ó/ y superponerse variaciones de:
intensidad, timbres, ritmos, articulación, melodías, estructuras armónicas, frases, períodos, forma, voz, sonidos percutivos (o indeterminados), etc. etc.

Todo ello, primorosamente ordenado y estructurado, y convenientemente organizado gracias a la experta mente del compositor.

Ludwig V. Beethoven
Es así como se da lugar a obras tan bellas y críticas como la “Sonata Kreutzer” de L. van BEETHOVEN,  o como  “La Consagración de la Primavera”,  de I. STRAVINSKY


Igor Stravinsky
De tratarse de algo algo sin significado concreto, los compositores y la exigencia social y cultural de los "auditores", diríamos que se toman mucho trabajo y demasiadas molestias; podríamos afirmar que excesivas, para llevar a término una nueva composición.


Podemos agregar que cada obra sólo "ocurre" (al menos hasta hace unas décadas en que se inventaron los mecanismos de reproducción sonora) cuando se interpreta.
Incluso hoy, el público más exigente prefiere sin ninguna duda una representación (o interpretación) en directo a una reproducción de calidad.
Además, tal acto involucra la presencia de al menos unos 20 especialistas (profesionales músicos) más la asistencia de al menos otras tantas personas como receptores de la interpretación.



¿Podemos imaginar, p.ej., lo que ocuparían todas las obras escritas para piano, colocadas en estanterías, una junto a otra?     ¿Y añadir a continuación, p.ej., toda la música vocal de todas las épocas? ¿Y la música de cámara? ¿Podríamos añadir ahora las obras sinfónicas? ¿Y la música rock y el jazz "compuesto" o escrito? ¿El folklore de todos los pueblos de la tierra (sólo aquél que está ya transcrito)? ...

¿Nos seguirá pareciendo ahora la música una actividad un tanto "insulsa" en sí misma por cuanto que no expresa un significado preciso o, cuanto menos, concreto?  ¿Diríamos acaso que todas las culturas de todos los tiempos tienen una especie de "tic histérico" que les impulsa a hacer música ó y, en los casos extremos y crónicos, a escribirla ó, puesto que en sí misma no tiene ningún fin práctico o claramente definible? ¿Somos conscientes, siquiera de lejos, de la cantidad de dinero, personas y medios, que se ven envueltos, cada día y cada hora en el mundo, en la actividad musical en uno u otro sentido?

Algo hay, sin duda, en algún(os) rincón(es) de nuestra mente, o de nuestro cerebro, que nos impulsa constantemente a producir o a escuchar música. 

Y esto, en la mayor parte de los casos, sin saber exactamente por qué, atribuyéndole significados en todo distintos según las personas, momentos y situaciones, y sin poder localizar los impulsos básicos que nos mueven a éllo.


Con frecuencia se olvida, cuando no se ignora, que Jean-Jacques Rousseau fue músico y teórico de la música. Como compositor le debemos principalmente dos óperas-ballets y un centenar de canciones, publicadas por su último benefactor, el marqués de Girardin, tres años después de su muerte en julio de 1778 con el título de Les Consolations des miséres de ma vie. Los textos del ginebrino sobre filosofía de la música y del lenguaje, no sólo son significativos desde el punto de vista musical o lingüístico sino que constituyen la primera producción teórica del Romanticismo.

En el próximo artículo:   
                                     "Música y Lenguaje".


                                         http://www.youtube.com/watch?v=0XT5do_6ZBE


                                   http://www.youtube.com/watch?v=KVDv_eZ2RcU&NR=1


Gracias por leernos.

Nos vemos en el Próximo Artículo, Dios mediante!





 




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