Alrededor del año 2000 a. C, los faraones egipcios se dieron cuenta de que tenían un problema.
Cada victoria militar sobre sus vecinos les permitía capturar y esclavizar más prisioneros de guerra, pero los egipcios eran incapaces de trasladarles órdenes por escrito porque estos esclavos no entendían la escritura jeroglífica.
Los primeros sistemas de escritura, entre los que se cuentan los jeroglíficos egipcios, eran extremadamente engorrosos y complicados de entender.
Contaban con miles de caracteres y con un símbolo diferente para cada idea o palabra. Aprendérselos todos de memoria podía llevar años. Sólo un puñado de egipcios podía de hecho leer y escribir con este difícil sistema.
Los lingüistas creen que casi todos los alfabetos modernos descienden de una versión simplificada de los jeroglíficos, desarrollada por los egipcios hace 4000 años para comunicarse con sus esclavos.
El nacimiento de un alfabeto, el sistema de escritura empleado en todo el mundo occidental, cambió la forma en que los habitantes de estos mundos antiguos se comunicaban.
En esta versión simplificada cada signo representaba únicamente un sonido. Este avance permitió reducir el número de caracteres de varios miles a unas pocas decenas, agilizando su uso y aprendizaje.
El complejo lenguaje jeroglífico fue olvidado con el tiempo, de forma que los expertos se vieron incapaces de traducir sus caracteres hasta el descubrimiento de la piedra de Rosetta en 1799.
Fotografía de la Piedra de Rosetta tomada en el Museo Británico. La piedra de Rosetta es parte de una antigua estela egipcia de granodiorita con texto grabado que proveyó la clave para el entendimiento moderno de los jeroglíficos egipcios. La inscripción registra un decreto que fue expedido en Menfis en el año 196 antes de Cristo, en favor del rey Ptolomeo V. En el decreto aparecen tres textos: el superior consta de 14 renglones escritos en antiguos jeroglíficos egipcios, el texto medio consta de 32 renglones en egipcio demótico y el texto inferior consta de 53 renglones en griego antiguo. Sus dimensiones son: 112,3 cm de alto (máximo), 75,7 cm de ancho, 28,4 cm de grosor. Su hallazgo constituye una de las más importantes actividades arqueológicas de la historia de la lengua egipcia y, por extensión, de las lenguas antiguas. Fue descubierta el 15 de julio de 1799 por el capitán francés Pierre-François Bouchard en el pueblo egipcio del delta del Nilo denominado Rosetta (también llamado Rashid), cuando las tropas capitaneadas por Napoleón Bonaparte se encontraban en lucha contra las de Gran Bretaña en las tierras de Egipto. El alfabeto tuvo un éxito fulminante. Cuando los esclavos egipcios pudieron volver al fin a sus países de origen, se llevaron consigo este sistema, que se extendió por todo Oriente Próximo hasta convertirse en la base de muchos de los sistemas de escritura de esa región, incluidos el árabe y el hebreo. | Los alfabetos griego y romano, sucesivamente, se basaron en la antigua escritura fenicia. Hoy en día, la mayoría de las lenguas modernas, incluido el español, usan el alfabeto romano. |
http://www.youtube.com/watch?v=dRQhleiD0r8
http://www.youtube.com/watch?v=q65lSdjf3wA&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=gC_7WigwaGs&feature=related
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