FRASES CELEBRES

domingo, 13 de mayo de 2012

EL "SECRETO" DE FÁTIMA


EL « SECRETO » DE FATIMA  13/05/12

¿Qué es el secreto? Me parece que lo puedo decir, pues ya tengo licencia del Cielo. Los representantes de Dios en la tierra me han autorizado a ello varias veces y en varias cartas; juzgo que V. Excia. Rvma. conserva una de ellas, del R. P. José Bernardo Gonçalves, aquella en que me manda escribir al Santo Padre. Uno de los puntos que me indica es la revelación del secreto. Sí, ya dije algo; pero, para no alargar más ese escrito que debía ser breve, me limité a lo indispensable, dejando a Dios la oportunidad de un momento más favorable. (Sor Lucía Dos Santos).

 
Fátima 1917
Las seis apariciones de Nuestras Señora de Fátima ocurrieron cuando Lucía tenía 10, Jacinta 7 y Francisco 9 años de edad, y comenzaron con 3 apariciones del Ángel.

 
Primera aparición del Ángel
Los pastorcitos vieron un Ángel de Paz aparecerse en la primavera de 1916, un ángel cuya misión fue la de prepararlos para la venida de la Santísima Virgen. El Ángel les mostró a los niños cómo debían ser de fervientes y atentos y cómo comportarse y ser reverentes en sus plegarias a Dios.

 
Segunda aparición del Ángel
Durante el verano de 1916, el Ángel se apareció por segunda vez a los niños y los urgió a rezar: “Deben ofrecer constantes oraciones y sacrificios al Altísimo”.  El Ángel se presentó como Ángel de la Guarda de Portugal.


Las Seis Apariciones de La Virgen
Luego se sucedieron las seis apariciones de Nuestra Señora que ocurrieron entre el 13 de mayo al 13 de octubre de 1917, en las que básicamente pidió mucha oración, especialmente del Rosario y sacrificios por los pecadores y la conversión del mundo, revelando los 3 “secretos”, motivo de éste artículo.




 Escuchemos ahora, el relato de Sor Lucía:

 
…”El secreto consta de tres partes distintas, de las cuales voy a revelar dos.

La primera fue, pues, la visión del infierno.

Nuestra Señora nos mostró un gran mar de fuego que parecía estar debajo de la tierra. 

Sumergidos en ese fuego, los demonios y las almas, como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas, con forma humana que fluctuaban en el incendio, llevadas por las llamas que de ellas mismas salían, juntamente con nubes de humo que caían hacia todos los lados, parecidas al caer de las pavesas en los grandes incendios, sin equilibrio ni peso, entre gritos de dolor y gemidos de desesperación que horrorizaba y hacía estremecer de pavor. 

Los demonios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes y negros.

 

Esta visión fue durante un momento, y ¡gracias a nuestra Buena Madre del Cielo, que antes nos había prevenido con la promesa de llevarnos al Cielo! (en la primera aparición). 

De no haber sido así, creo que hubiésemos muerto de susto y pavor.






Lucía,Francisco y Jacinta en la época de las apariciones.



Inmediatamente levantamos los ojos hacia Nuestra Señora que nos dijo con bondad y tristeza:

Rostro de la imagen de la Virgen de Fátima en Portugal

 
— Visteis el infierno a donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. 
Si se hace lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz. 
La guerra pronto terminará. Pero si no dejaren de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI comenzará otra peor. 
Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre.
 Para impedirla, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los Primeros Sábados. 
Si se atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. 
Los buenos serán martirizados y el Santo Padre tendrá mucho que sufrir; varias naciones serán aniquiladas. 
Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz.

Juan Pablo II y Sor Lucía

 
Tercera parte del secreto revelado el 13 de julio de 1917 en la Cueva de Iria-Fátima.

Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiria y de la Santísima Madre vuestra y mía.

Mons. José Alves Correia da Silva, obispo de Leiría, muestra en 1944 la carta que acababa de recibir de la hermana Lucía, conteniendo el tercer secreto de Fátima

Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Ángel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! 

Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: « algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él » a un Obispo vestido de Blanco « hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre ». 

También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. 

Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios.

Templo de la Virgen de Fátima, Portugal.

 

COMENTARIO TEOLÓGICO
 
Joseph Card. Ratzinger
Prefecto de la Congregación
para la Doctrina de la Fe
(Actual Benedicto XVI)

Quien lee con atención el texto del llamado tercer “secreto” de Fátima, que tras largo tiempo, por voluntad del Santo Padre, viene publicado aquí en su integridad, tal vez quedará desilusionado o asombrado después de todas las especulaciones que se han hecho. 

No se revela ningún gran misterio; no se ha corrido el velo del futuro. 

Vemos a la Iglesia de los mártires del siglo apenas transcurrido representada mediante una escena descrita con un lenguaje simbólico difícil de descifrar.
 ¿Es esto lo que quería comunicar la Madre del Señor a la cristiandad, a la humanidad en un tiempo de grandes problemas y angustias? ¿Nos es de ayuda al inicio del nuevo milenio? 
O más bien ¿son solamente proyecciones del mundo interior de unos niños crecidos en un ambiente de profunda piedad, pero que a la vez estaban turbados por las tragedias que amenazaban su tiempo? 

¿Cómo debemos entender la visión, qué hay que pensar de la misma?

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Quisiera al final volver aún sobre otra palabra clave del « secreto », que con razón se ha hecho famosa: « mi Corazón Inmaculado triunfará ». 

¿Qué quiere decir esto? Que el corazón abierto a Dios, purificado por la contemplación de Dios, es más fuerte que los fusiles y que cualquier tipo de arma. El fiat de María, la palabra de su corazón, ha cambiado la historia del mundo, porque ella ha introducido en el mundo al Salvador, porque gracias a este « sí » Dios pudo hacerse hombre en nuestro mundo y así permanece ahora y para siempre. 

El maligno tiene poder en este mundo, lo vemos y lo experimentamos continuamente; él tiene poder porque nuestra libertad se deja alejar continuamente de Dios. 

Pero desde que Dios mismo tiene un corazón humano y de ese modo ha dirigido la libertad del hombre hacia el bien, hacia Dios, la libertad hacia el mal ya no tiene la última palabra.

 Desde aquel momento cobran todo su valor las palabras de Jesús: « padeceréis tribulaciones en el mundo, pero tened confianza; yo he vencido al mundo » (Jn 16,33). 

El mensaje de Fátima nos invita a confiar en esta promesa.

Joseph Card. Ratzinger



 Quienes deseen leer la totalidad del tema aquí expuesto, así como la reflexión teológica íntegra del actual papa (Joseph Ratzinger), pueden pinxchar en el siguiente enlace:









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